Muchos nos estamos preguntando como
afrontar el cambio climático en nuestras ganaderías bufalinas, el cual hasta
hace muy poco era un cuento que estaba nutrido de especulaciones, las cuales,
ahora, se han corroborado amargamente. Lo
cierto es que la ciencia dice que esto va para largo.
Varios viven convencidos que el
búfalo es una especie animal que hasta con malezas sobrevive, pero cuidado, hablamos
de períodos muy prolongados de sequia intercalados con periodos muy largos de
lluvias, que el niño, que la niña….
Si bien es cierta la gran
capacidad de los búfalos sobre las vacas, debemos prepararnos para afrontar los
días difíciles, hablo de afrontarlos con forrajes conservados.
Tal vez esta sea la fórmula
perfecta, para afrontar el cambio climático desde la perspectiva de la
nutrición animal, conservar forrajes para las épocas críticas. No creo que ningún ganadero sensato no tenga
dentro de sus planes empresariales esta fórmula para afrontar lo que ya estamos
padeciendo.
Bien sea heno o ensilaje o su
fórmula intermedia, granos, grasas, grasas de sobrepaso, bancos de forraje
verde, concentrados muy costosos, etc., cualquier opción que se escoja de
acuerdo a nuestras condiciones agroecológicas y económicas, deben ponerse en
marcha cuanto antes.
En el caso de la lechería
bufalina, nos debemos ir familiarizando con sistemas de producción muy intensivos,
para mejorar nuestra competitividad, ejemplo; animales estabulados o semi
estabulados, consumiendo dietas completas en el comedero, dietas compuestas de
ensilajes, henos, granos y demás aditivos nutricionales. Es decir un sistema de producción a la
italiana, con sus granjas especializadas en producción de queso mozzarella.
Si los ganaderos de países templados se
acostumbraron a hacer conservación de forrajes por cuenta de las estaciones, a
nosotros los alegres del trópico nos toca acostumbrarnos a la nueva tendencia
del clima mundial, a los marcados periodos de sequia y a los prolongados
periodos de lluvias, todo esto con los respectivos daños y pérdidas que acarrean.
Como aprovechamos pues las
lluvias intensas? Pues haciendo que el forraje exprese su mayor potencial productivo
para luego conservarlo. Optimizando la producción
de la pradera, adoptando practicas de conservación de suelos incluida la mínima
labranza, aprovechando los efluentes de la granja y convirtiéndolos en
fertilizantes, haciendo el corte de forraje en la época mas conveniente y
finalmente confeccionando un buen ensilaje y/o heno. La especie de planta la escoge usted, quien
sabrá cual es la que mejor le conviene, pero estos sistemas se deben poner en marcha desde este mismo
momento en la rutina de producción de la bufalera: las prácticas de
conservación de forrajes.
Sistemas de conservación para
escoger hay tantos como las capacidades alcancen, todos estos sistemas son muy
simples y escalables, lo que los hacen muy confiables para afrontar las épocas
criticas.
En el caso de ensilaje, casi
cualquier planta forrajera se puede ensilar sin que se pierdan sus propiedades
nutricionales. Hay técnicas tan
sencillas como guardar el forraje en bolsas plásticas de 50 kilos para una
pequeña granja lechera, misma técnica que se usa en los grandes montajes de las granjas altamente industrializadas
salvo que en este caso la bolsa contiene 80 ó 100 toneladas, hablo del silo
bolsa.
Debemos empezar desde ya a
capacitarnos en este tema, desde la siembra del forraje, hasta la confección del
ensilaje o el heno.
Las ventajas de los forrajes conservados
para afrontar el cambio climático son varias:
- · Los índices productivos y reproductivos son más estables por efecto de una nutrición balanceada. Mire lo que queda después de una larga sequía y saque cuentas
- · Los cambios en el patrón regular de lluvias afectan de manera considerable el equilibrio de las poblaciones de insectos plagas; garrapatas, moscas, u otros insectos plagas, las cuales generan enormes pérdidas. Animales bien nutridos afrontan más fácil cualquier desafío sanitario.
- · En caso de una sequia prolongada ó lluvias muy intensas, puedo afrontar con mayor facilidad este reto de la naturaleza, mientras que la pradera se seca ó se inunda, mis búfalas comen lo que les guardé.
- · La producción lechera se ve menos impactada por la oferta nutricional. En ambos casos, prolongados períodos de lluvia o sequia, la productividad de la pradera se disminuye afectando de manera considerable los ingresos de la empresa.
- · Los forrajes conservados ayudan a mantener sus compromisos de producción lechera con menos riesgos.
- · Piense usted en su caso en particular y haga las cuentas. Elabore su propia lista.
Las desventajas creo que son muy
pocas:
- · Inversión inicial alta en capacitación del personal y equipos.
- · Fuerte resistencia al cambio. Cambiar el sistema de producción de un momento a otro es difícil, pero ante las circunstancias, pues toca.
- · Piense usted en las otras, sea positivo!
Creo que cada desventaja es
ínfima al lado de los enormes beneficios que el sistema de conservación de
forrajes produce.
Así que, mis queridos amigos, no
lo pongan en duda, los búfalos son una opción, comprobada para afrontar el
cambio climático, por su rusticidad y resistencia a condiciones adversas,
combinando nuestro sistema de producción actual con practicas de conservación de
forrajes le hacemos frente a este problema que desde ya nos agobia. No se dejen
coger de la noche, pónganlo en práctica.
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