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sábado, 7 de julio de 2012

Los búfalos no comen cuento





Alejandro Londoño H., Zootecnista


Es muy frecuente escuchar expresiones como estas: “los búfalos se comen todas las malezas de la finca”, “los búfalos se envían a las praderas malas y no pasa nada”, que… “los búfalos soportan las condiciones nutricionales más adversas y siguen produciendo igual”. Considero que es una forma bastante errónea de pensar.
Si bien los búfalos son animales con probada rusticidad no hay que exagerarse en estos conceptos, por pensar que la nutrición bufalina se puede tomar a la ligera se pueden cometer un sinnúmero de errores que pueden llevar al fracaso cualquier explotación. Estos problemas nutricionales siempre serán los culpables del bajo desempeño productivo y reproductivo. Problemas como baja producción lechera, menor ganancia diaria de peso, bajo peso al destete en bucerros, demasiados días de intervalo entre partos, solo por mencionar los más importantes. Muchos bufalistas se dejan llevar por el mito generalizado que los búfalos son animales de bajo nivel de mantenimiento, tanto de alimentación como de manejo.

La industria bufalina actual tiene 2 ramas muy bien definidas; la industria láctea, la cual ocupa un lugar preponderante en Asia (India, Pakistán) y en Italia con una industria de queso mozzarella muy desarrollada, y una industria carnicera con mucho éxito en el Brasil por citar algunos países.
Cuando se habla de la actividad lechera, cabe aclarar, que el modelo de producción más usado en la actualidad es el extensivo y el semiintensivo, en el cual los animales están pastando en grandes áreas, por lo general en bajos y vegas de río donde habitualmente las plantas que habitan estos lugares son consideradas de escaso valor nutricional para el ganado bovino. El otro sistema el cual es apenas incipiente en muchos países es el intensivo, es decir, animales de alta selección genética, a los cuales se les suministran dietas de alto valor nutricional, compuestas especialmente por ensilajes, forrajes secos, granos y minerales, etc.
Es el caso de la industria bufalina italiana, la cual ha basado su hato bufalino en genética Mediterránea, raza que durante más de 200 años ha sido mejorada y adaptada a las condiciones agroecológicas de este país. Esta industria tiene un elevado porcentaje de granjas lecheras con animales en confinamiento total, dedicados exclusivamente a la producción de queso mozzarella, para consumo interno y para los mercados de exportación. Si observamos la siguiente tabla de recomendaciones nutricionales que elaboró el comité técnico científico del consorcio para la protección del queso mozzarella de Campania (2002), en Italia, bien podemos darnos cuenta de que sus requerimientos están muy cercanos al de una vaca lechera (ver, recuadro)

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Veamos como en la primera recomendación sobre el consumo de materia seca (Advised intake) las recomendaciones fluctúan entre 13.3 y 17 Kg diarios, de acuerdo a su nivel de producción de leche, es decir, entre 2.04% – 2.61% del peso corporal. Esta cifra no es nada despreciable, aunque es menor a los consumos de una vaca lechera, la cual consume alrededor de 3.0% de su peso vivo.

En la segunda recomendación de la tabla (NEL Milk FU/d)1 oscila entre 1.3 – 1.46 Mcal de NEL cifra que nos hace pensar que los consumos de energía están muy cercanos a los de una vaca lactante y son verdaderamente elevados.

Para la tercera recomendación (CP % DM), porcentaje de proteína cruda de la materia seca, oscila entre 13.0% – 15.9%. Para llegar a estos niveles de proteína se requiere de bastante suplementación de proteína en el comedero (torta de soya, por ejemplo) sin hablar de la calidad de la proteína.

En la cuarta recomendación, la cual hace referencia al % de fibra detergente neutro de la dieta, vemos como la norma habla de un rango entre 52% - 39%. Me pregunto? Una pradera sin manejo, es decir sin rotación y sin control de malezas. Pasto lignificado o viejo. Pueden ofrecer estos niveles de FDN. Estoy muy seguro que no.

Y en el caso de la quinta recomendación, % NSC, es decir, el % de carbohidratos no estructurales que debe contener la dieta. Para este caso vemos como el rango fluctúa entre 25% y 32 %. Esta recomendación alude a carbohidratos altamente solubles como cereales o forrajes que contengan altos niveles de almidones como el ensilaje de maíz ó pastos de excelente manejo, por ejemplo.
Como podemos ver, las búfalas lecheras son altamente exigentes en nutrición y no nos podemos dejar llevar por el cuento aquel que se pregona incesantemente sobre la nutrición bufalina, que es que las búfalas comen cualquier cosa.

Bueno…. Si tenemos búfalas de un nivel de producción que no sobrepase los 3 litros de leche diarios, pues podríamos estar seguros que con un potrero de mala calidad aportaríamos gran parte de sus requerimientos. Pero si nuestro hato está conformado por genética Mediterránea ó Murrah o animales de alta selección genética, la cosa es a otro precio. Para que estos genes expresen todo su potencial, estamos obligados a tener el mejor ambiente y ello exige un plan de alimentación con insumos de elevada calidad nutricional. Y nuestro insumo principal es el pasto que tenemos sembrado en nuestra finca.
Muchos bufalistas están introduciendo genética lechera para la mejora de sus hatos, vía pajillas o transplante de embriones, pero, están haciendo ajustes en sus planes de alimentación?
Si tenemos la visión de una lechería bufalina de avanzada y nuestro objetivo es producir mozzarella como los brasileros o los italianos, debemos de una vez por todas reconsiderar esa premisa, que los búfalos comen cualquier cosa.

Los búfalos tienen muchas características fisiológicas de su digestión similares a los bovinos, pero tal vez lo que nos confunde en el momento de hacer las comparaciones con un bovino es su nivel de producción especialmente cuando hablamos de leche. Muchas veces comparamos vaca con búfala a la ligera, no tenemos en cuenta su nivel de producción, una vaca de producción aceptable puede alcanzar en todo su periodo de lactancia (305 dias) alrededor de 6.000 litros, es decir, algo así como 20 litros diarios, para no hablar de vacas con producciones más elevadas. Cuando hablamos de una búfala de producción lechera estas cifras de 6.000 litros, suenan muy optimistas. Estos niveles de producción solo se ven en búfalas de alta selección genética y en este caso es donde se evidencia la necesidad de conocer los requerimientos nutricionales de las búfalas lactantes.
A pesar de que no hay todavía acuerdo entre los investigadores sobre la cantidad de energía requerida por las búfalas lactantes, ellas requieren en sus primeros estados de lactancia, 23 % más cantidad de energía que las vacas, Mudgal y Kurar, 1.978 y en cuanto a requerimientos de proteína son muy similares.
Está claro que la hembra bufalina consume menor cantidad de materia seca (2.59% de su peso corporal) frente al consumo de 3.09% de una hembra lechera bovina, Paul et al, 2.003 citado por Mendes, 2.012. Si consideramos que el 50 % de la producción de leche de una búfala se hace en los primeros 90 días de lactancia, y que no alcanza a consumir toda la materia seca que necesita, naturalmente va a entrar en un balance energético negativo y va a llenar parte de sus requerimientos a expensas de su masa corporal, poniendo en riesgo toda la producción de leche y su preñez.

Referencias

Stefano Terramoccia, Settimio Bartocci y Antonio Borghese Requerimientos nutricionales para bufalas lactantes y novillas. Buffalo production and research fao, Regional Office Europe Inter-regional Cooperative Research Network on Bufalo (ESCORENA) Instituto Sperimentale per la Zootecnia 2.002

Andre Mendes Jorge, Caroline de Lima francisco Aspectos nutricionales del búfalo. Tecnología en Marcha, Vol. 24, N.° 5, Revista Especial 2011, P. 105-120

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